Es bien sabido que la ruptura del vínculo que supone una relación de pareja puede suponer para algunas personas un intenso sufrimiento emocional, quedando puesta en cuestión, incluso, la posibilidad de seguir viviendo sin la persona perdida. En situaciones de pérdida como esta, las personas podemos llegar a sentir que no somos nadie, sentirnos vacíos, deprimidos y angustiados por lo que nos deparará el futuro, a lo que a veces se suma el sentimiento de todo ha sido una farsa. Esto es así porque entendemos, muchas veces por el peso de la propia costumbre, que todo nuestro bienestar y equilibrio emocional dependen del hecho de poder disponer de la presencia de esta otra persona. No es extraño que en las separaciones una de las partes quede mucho más dañada que la otra; con mayores dificultades para rehacer su vida; con la sensación de que todo lo bueno se lo llevó la otra persona; y sumida en el dolor y los celos al constatar, por ejemplo, que la ex-pareja ya comparte su vida con alguien.
Para estas personas propongo un trabajo basado en
Si te encuentras en una situación como la que describo, ten en cuenta una cosa: por insoportable que pueda parecerte el dolor que sufres, por muy incierto que veas tu futuro, aunque no tengas ni una mínima confianza en tu propia capacidad para lograr que las cosas te vayan bien, NO TE DEJES ENGAÑAR POR LO INTENSO DE TODAS ESTAS SENSACIONES: ¡PASAN! Y en muchas ocasiones la salida está mucho más cerca de lo que parece. Además, no descartes para nada que este proceso tan doloroso desemboque en una mejor situación vital que la que se daba con anterioridad a la ruptura.