Cómo dejar de tener una vida de mierda

¿Crees que tienes una vida de mierda? ¿Quieres dejar de tenerla? Tranquilo, que no te diré que para ello persigas tus sueños ni nada parecido, sino, incluso, todo lo contrario.
Llama la atención el gran uso de la metáfora de la mierda para calificar las cosas. Constantemente estamos oyendo o diciendo que tal o cual cosa es una mierda, que somos o nos sentimos como una mierda, que hace o hemos tenido un día de mierda o que, directamente, la vida es una mierda. Pues bien, como casi nada, esto no es casualidad. Encontramos en las vicisitudes de las tempranas etapas del desarrollo evolutivo (oral y anal)la explicación de este particular. Estas tempranas etapas, o en las fijaciones a las mismas, se caracterizan por el intenso egocentrismo y sus correspondientes expectativas ideales, tanto con respecto a lo externo como a nosotros mismos. Por tanto, no es de extrañar que la frustración de tales expectativas sea expresada en términos de rabia oral o rabia anal. Pues bien, una de las posibles manifestaciones de esta última es calificar aquello que no responde a nuestras expectativas ideales como «de mierda». En nuestros esquemas emocionales profundos, aquellos marcados por las expectativas ideales con respecto a nosotros mismos, a los demás y a las cosas y circunstancias en general, lo no ideal es juzgado directamente como una mierda. Pongo un ejemplo: cuando somos rechazados por una persona que deseamos que nos ame y valore como alguien especial y extraordinario, no como uno más, muy posiblemente este rechazo haga que nos sintamos «como una mierda».

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SOLUCIÓNES:
1. Desactiva tu sistema de expectativas ideales. Como si de un software se tratara, instala un sistema de expectativas realista y funcional que convierta aquel en obsoleto. Realista en el sentido de que te permita poner los pies en la tierra, dejar de creer que el mundo entero está aquí para servirte, que la vida es una fuente de satisfacción inagotable para ti, que tú eres un ser extraordinario que debe hacerlo todo bien y ser querido por todo el mundo, y que, por alguna razón, debes ser mejor que los demás. Y funcional en el sentido de que te permita mejorar, disfrutando de tus éxitos y tolerando tus fracasos. La vida no es maravillosa, con que sea lo suficientemente buena vale.
2. Limita el uso de la metáfora de la mierda para calificar las cosas. Sé consciente de que estás haciendo un sobreuso de ella. Un uso moderado puede ser hasta bueno, porque permite cierto desahogo de la frustración y la rabia; pero su uso exagerado nos conduce a la completa devaluación de nosotros mismos, de los demás, de nuestro entorno y, en definitiva, de nuestra propia vida. Cuando califiques algo como «de mierda», busca otra alternativa, otro significado que darle a las cosas, otra perspectiva desde la que contemplar esa misma realidad.